jueves, 2 de febrero de 2012

Patriotismo criollo en Nueva España y expulsión de los jesuitas


Patriotismo criollo en Nueva España y expulsión de los jesuitas

La segunda mitad del siglo XVIII fue escenario de un movimiento de reivindicación patriótica por parte de los criollos en Nueva España.15 Este fenómeno es una respuesta al dominio peninsular en la vida del virreinato, tanto en el campo económico, como en el político, el social y el cultural. Los protagonistas de este movimiento eran miembros del pequeño grupo de personas que tenía acceso a la educación. En la sociedad novohispana esto era posible sólo a través de los establecimientos eclesiásticos, pues la Iglesia era la única institución que prestaba este servicio. Por lo tanto, este grupo estaba integrado notablemente por religiosos.
El nacionalismo criollo de Nueva España ensalzó al virreinato frente a las afirmaciones de los peninsulares por las que se pretendía justificar el dominio español en las tierras americanas. La pugna ideológica entre España y América no era nueva, tiene su origen en la Conquista misma. Lo diferencia a aquellos primeros contactos de los hechos que tuvieron lugar durante el siglo XVIII es que son los criollos los que toman la defensa de la tierra de la que son nativos. Al hacerlo, reivindican un pasado del que se proclaman herederos por el hecho de compartir el espacio, aunque la civilización mesoamericana no es antecedente directo de la sociedad novohispana del XVIII ni son indígenas los que defienden con orgullo su historia y su territorio ancestral.
Varios de los representantes del nacionalismo criollo novohispano eran miembros de la Compañía de Jesús. En el siglo XVIII esta congregación desempeñaba una importante labor en la evangelización de los indígenas del norte del virreinato.16 A la par de esta obra, produjeron un conjunto de documentos que dan cuenta de pueblos que hoy se encuentran extintos. La importancia de la Compañía en la vida de Nueva España radicaba en su gran actividad a favor de la cultura, tanto a través de la educación como en la producción y difusión del conocimiento.17 Esta actividad le permitió establecer una red de relaciones que involucró a la Compañía en otras esferas, especialmente con miembros de la élite agrícola, comercial y minera.18
A la salida de los jesuitas, fueron sus pupilos los que retomaron el impulso renovador de la Compañía. Entre ellos se puede señalar al astrólogo Antonio de León y Gama, al físico José Mariano Mociño, al filósofo Benito Díaz de Gamarra y al enciclopedista José Antonio Alzate.19 Un importante número de personas adheridas a la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País eran familiares, alumnos o patrocinadores de miembros de la Compañía. Esta corporación adquiere importancia en la historia novohispana porque ayudó a conservar el espíritu renovador de los jesuitas y favoreció la difusión de la Ilustración en Nueva España. A través de los miembros de este grupo, los jesuitas pudieron mantener contacto con el país del que fueron desterrados y eventualmente pudieron volver cuando la colonia accedió a su independencia.20 El estilo de trabajo de la Compañía de Jesús puso en alerta a varios gobiernos europeos, tanto por su apoyo al papado como por su actividad intelectual y las alianzas que habían establecido. Los jesuitas fueron expulsados de varios territorios durante la segunda mitad del siglo XVIII, incluyendo los dominios españoles por la Pragmática Sanción de 1767.21 Esto no sólo implicó la salida de miembros extranjeros de la congregación, sino el destierro de numerosos criollos. Algunos autores opinan que la expulsión de los jesuitas es la primera afrenta de los monarcas españoles hacia sus súbditos americanos.22
Algunos de los jesuitas desterrados habían sido figuras centrales de ese movimiento intelectual que reivindicó a Nueva España frente a su metrópoli y que llegó, incluso, a proponer la necesidad de emancipar a la colonia. Uno de ellos fue Francisco Xavier Clavijero, que tuvo que publicar su Historia antigua de México en Italia y en el idioma de ese país. En esa obra Clavijero emprende una amplia defensa de América frente a Europa, comenzando por las cuestiones naturales23 y concluyendo con la reafirmación de todos los americanos a través de la reivindicación del pasado indígena.24 En este movimiento, Clavijero como otros criollos novohispanos rechaza que sus declaraciones estén influidas por otra "pasión o interés […] que el amor a la verdad y el celo por la humanidad" y asume decididamente la defensa de los indígenas, con los que no tiene lazos consanguíneos "ni podemos esperar de su miseria ninguna recompensa".25 La aparición de la Historia antigua de México puso a los intelectuales de Nueva España ante un pasado tan glorioso como el de la Antigüedad europea que favoreció el arraigo del sentimiento patriótico y también las reivindicaciones de igualdad de derechos entre españoles peninsulares y españoles americanos.26
Las consecuencias de la expulsión de la Compañía de Jesús no se circunscribieron únicamente a cuestiones ideológicas. En varios puntos de Nueva España hubo manifestaciones de rechazo a esta medida tomada por la Corona. El virrey Carlos Francisco de Croix envió a José Gálvez con quinientos soldados a contener la oposición en ciudades como Guanajuato,San Luis de la PazPátzcuaroUruapanValladolid y San Luis Potosí. En Guanajuato fueron decapitados los promotores de la oposición.27

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